Fuente: Canarias 7 24/10/2007

El agua de la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria tiene muy mala fama, pero eso se va a acabar, estamos probando un sistema que entrará en funcionamiento dentro de un mes aproximadamente, que mejorará sustancialmente el sabor del agua. Podremos beber del grifo”, con este adelanto quiso hoy, el director de producción de Emalsa, José Luís Talavera, demostrar que se invierte y se mejoran las necesidades del abastecimiento de agua de la capital grancanaria.

El director, con motivo del Congreso Mundial de Desalación, explicó todo el proceso de transformar el agua del mar en agua de consumo a través de la planta Las Palmas III, situada en Piedra Santa. “Esta planta produce al día 80 millones de litros, de los que un 90 por ciento lo consume diariamente la ciudad, el resto lo almacenamos y lo consumimos en el mismo proceso de producción”, concretó el director. “En caso de avería Las Palmas de Gran Canaria tendría el consumo asegurado por dos semanas”, añadió.

Para el director, mejorar el sabor del agua es un paso más hacia el uso total de la producción de la desaladora, “es el futuro”, puntualizó. “Aunque su consumo no se trata de una novedad, actualmente el agua ya se puede beber, precisamente tiene una calidad sanitaria más alta que muchas otras capitales de provincia, que tienen aguas riquísimas que no respetan la normativa; el problema radica que su sabor no anima a su consumo”, detalló Talavera. “Además los ciudadanos creen que el cloro es perjudicial y esto no es del todo correcto. Por Ley es obligatorio su uso en todas las aguas del Estado y el control para verificar que los niveles se sitúan entre los permitidos, son exhaustivos”, concluyó.

Otro aspecto positivo del nuevo sistema en su conjunto, es su ahorro energético que supondrá reducir un 15 por ciento la energía utilizada en el proceso. Un ahorro económico a largo plazo, ya que el proyecto de dulcificar el agua del grifo costará 600.000 euros, invertidos en su mayor parte en la nueva maquinaria, unos ‘tornillos de Arquímedes’, que garantizarán una mayor alcalinidad al agua tratada, así como una mayor dureza, con la añadidura de anhídrido carbónico.

“Este es un cambio beneficioso, si bien, no significa que se mejoren otras carencias”, explicó el director. La ropa seguirá acartonándose, “porque mejorar una limitación del agua desalinizada, supone empeorar otras, ya que normalmente apostar por un reto es contrario a los demás, y en este caso se acumularán más residuos en las tuberías”, razonó.

En el futuro es posible que toda la Isla pueda verse beneficiada por la calidad del agua de las desalinizadoras, así como un mayor aprovechamiento de las cantidades que se recogen para su elaboración; en estos momentos el 55 por ciento del agua recogida es devuelta al mar. Éste, sin embargo, es un proyecto que tardará en implantarse, porque según Talavera, no hay dinero suficiente para una inversión de estas características.

Por ahora, seguiremos utilizando la planta desaladora de Las Palmas III, la primera planta de la isla de Gran Canaria, referencia internacional, que en su momento fue la más grande del mundo. Otras plantas instaladas como la de Las Palmas-Telde, “probablemente” no entrarán en funcionamiento porque “tienen un coste de producción que supera diez veces el utilizado por Las Palmas III y funciona con un sistema obsoleto que necesita del calor y el fuel oil”, determinó Talavera.

EL AGUA MÁS CARA EN EL 2010

El director de producción de Emalsa, Talavera, adelantó hoy también que a partir del año 2010, el agua costará más cara, “probablemente una media de 20 céntimos de euros más el metro cúbico”. Se trata de una medida impuesta por la Unión Europea, que obliga al consumidor a pagar el agua que consume, ya que en la actualidad parte de los gastos repercute directamente en el Gobierno de Canarias.