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La depuración y, sobre todo, la reutilización de las aguas residuales en Gran Canaria siguen soportando problemas que impiden unos resultados satisfactorios. Barranco Seco, el principal centro de producción de aguas regeneradas de la Isla, tan sólo trata un poco más de la mitad de su capacidad, y su reutilización en cultivos, jardines y campos de golf es prácticamente testimonial.

La estación del Guiniguada debería depurar 52.000 metros cúbicos al día, pero debido a la falta de capacidad de impulsiones y la alta salinidad que presenta el agua sólo alcanza los 30.000.

La situación empeora en su reutilización, ya que como los caudales no son constantes ni de calidad apta, los rendimientos del posterior proceso de desalación (el denominado terciario) son muy bajos con el consiguiente sobrecoste y desgaste de la planta ante las numerosas maniobras de marcha y paro. Así, el caudal que pasa por el terciario sólo es de 6.614 metros cúbicos al día con un coste excesivo cuando tiene capacidad para 24.000.

En Barranco Seco resulta muy significativa la situación en la que se encuentra todavía la explotación de las llamadas aguas regeneradas, ya que se ha construido para asumir el 60 % del volumen total de este recurso en la Isla.

PUNTO DE SALIDA. La planta capitalina, que ha recibido una inversión de unos 24 millones de euros como buque de impulso para optimizar este recurso hidráulico, es de donde parten las dos arterias principales para la reutilización de las aguas: la red de riego del Norte y la red de riego del Sureste. Se trata de dos tuberías en las que van saliendo ramales de distribución hasta los puntos de consumo con una longitud total en torno a los 410 kilómetros. A esta red principal, que supuso una inversión de 18 millones de euros, se incorporan aguas procedentes de otras depuradoras como Cardones, Guía-Gáldar o el Sureste.

El volumen máximo aprovechable de aguas regeneradas es el suministrado a la población e industria, que llega a la depuradora, es decir en torno a un 50 % del suministro total debido a las distintas pérdidas y consumo. La cifra límite teórica en cuanto a capacidad de reutilización sería de 25 millones de metros cúbicos al año. El agua que se reutiliza, con proceso terciario en la Isla es de 7.388 metros cúbicos al día, que asciende a 28.600 si se mezcla con otras.